El pasado domingo 29 de marzo, tuvo lugar la procesión del Santísimo Cristo de la Salud de Espinardo, desde su Ermita hasta la iglesia de San Pedro Apóstol y Nuestra Señora del Carmen. Este traslado supone el punto de partida de los actos religiosos que se llevan a cabo con motivo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
A pesar de la lluvia, los fieles del Cristo no dudaron en acompañarlo durante todo su recorrido, desde la barriada del Espíritu Santo hasta la calle Mayor, pasando por el Calvario. Los que tampoco faltaron fueron los miembros del equipo de gobierno de Espinardo, encabezado por la alcaldesa del barrio, Encarnación Guillén.
Para conocer la devoción de los espinarderos por nuestro patrón, Cristo de la Salud, hay que remontarse al siglo XIX. Las personas que accedan a la Gazeta de Espinardo, deben saber que hubieron otras imágenes a las que se veneraban por ciertos motivos pero que todas, al igual que el Cristo de la Salud, tenían un único objetivo común: la fiesta.
Para hacernos una idea de cómo a lo largo de la historia se rendía homenaje a las distintas divinidades, voy a tener en cuenta las palabras de Francisco José Alegría Ruiz.
Comenta que en el siglo XVII Don Luis Fajardo, señor del pueblo de Espinardo, que en aquella época era una aldea, trajo en una de sus batallas marítimas una imagen de la Virgen de los Ángeles, cuya inscripción se podía leer “la rescató del poder de los moros”. Este hecho parece ser que fue motivo o excusa para que los vecinos de Espinardo realizaran una jornada festiva. Por eso, cada 15 de agosto se celebraba culto para honrar a la imagen y que perduró hasta el siglo XVIII. En esa misma época, también conocida como el siglo de oro, Espinardo era residencia de los primeros marqueses, don Juan Fajardo y doña Leonor. En el interior del Palacio, los marqueses tenían un gran jardín donde se realizaban todo tipo de tertulias y era el lugar de encuentro de artistas y escritores murcianos. En ese jardín, Alegría Ruiz comenta que se encontraba la imagen de San Cristóbal, patrón de los viajero, al que se encomendaban para que les protegieran durante el tránsito del Camino Real (ahora nuestra Calle Mayor) hacia Castilla. La protección del santo fue motivo para que los espinarderos le dedicaran un día de fiesta. En la actualidad, el Palacio de los Marqueses de Espinardo, es el Colegio Nuestra Señora de la Consolación.
Nicolás Rex Planes manifiesta que en el siglo XIX y principios del XX se empieza a celebrar fiestas muy parecidas a las actuales. En esa época, se hacían fiestas en honor a la Santa Cruz, instaurada por Vicente Ferrer que predicaba el Evangelio camino de Castilla. Por eso, en el mes de mayo se adornaba la capilla de la Cruz y sus alrededores y se celebraban verbenas de música y baile con bandas y rondallas. Otro santo venerado fue San Pedro que tenía sus propias fiestas muy parecidas a las de la Cruz, concluyendo con una procesión en la que salía San Pedro acompañado con todos los santos del templo y finalizaba con un castillo de fuegos artificiales. Así, hasta llegar a la actualidad con nuestro Santísimo Cristo de la Salud.
No quiero terminar este artículo sin hacer mención al Cristo de la Humillación, también conocido como Jesús Nazareno del Rescate, de Espinardo que procesiona la noche de Jueves Santo en la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Esta imagen, perteneciente a José Carmelo Sánchez, tiene mucha devoción en el pueblo al que todos realizamos el tradicional besapié el primer viernes de cuaresma. Es un orgullo para todos los espinarderos que esta talla salga en una de las Procesiones más importantes de Murcia capital.
En la revista de “Los coloraos”, pude leer una entrevista realizada al dueño de esta imagen en la que ponía de manifiesto que, en un futuro, la talla sea donada a la Archicofradía de la Sangre, a la cual José Carmelo pertenece.
Desde mi punto de vista, creo que en el futuro esta imagen debe ser donada a la Iglesia de San Pedro de Espinardo, por la tradición tan arraigada de los vecinos del pueblo con el besapié, porque no va a tener tanta devoción, culto y veneración como nosotros le damos en estas fechas y porque es un Cristo por y para los espinarderos. No nos imaginamos un primer viernes de cuaresma sin nuestro Cristo de la Humillación.
A pesar de la lluvia, los fieles del Cristo no dudaron en acompañarlo durante todo su recorrido, desde la barriada del Espíritu Santo hasta la calle Mayor, pasando por el Calvario. Los que tampoco faltaron fueron los miembros del equipo de gobierno de Espinardo, encabezado por la alcaldesa del barrio, Encarnación Guillén.
Para conocer la devoción de los espinarderos por nuestro patrón, Cristo de la Salud, hay que remontarse al siglo XIX. Las personas que accedan a la Gazeta de Espinardo, deben saber que hubieron otras imágenes a las que se veneraban por ciertos motivos pero que todas, al igual que el Cristo de la Salud, tenían un único objetivo común: la fiesta.
Para hacernos una idea de cómo a lo largo de la historia se rendía homenaje a las distintas divinidades, voy a tener en cuenta las palabras de Francisco José Alegría Ruiz.
Comenta que en el siglo XVII Don Luis Fajardo, señor del pueblo de Espinardo, que en aquella época era una aldea, trajo en una de sus batallas marítimas una imagen de la Virgen de los Ángeles, cuya inscripción se podía leer “la rescató del poder de los moros”. Este hecho parece ser que fue motivo o excusa para que los vecinos de Espinardo realizaran una jornada festiva. Por eso, cada 15 de agosto se celebraba culto para honrar a la imagen y que perduró hasta el siglo XVIII. En esa misma época, también conocida como el siglo de oro, Espinardo era residencia de los primeros marqueses, don Juan Fajardo y doña Leonor. En el interior del Palacio, los marqueses tenían un gran jardín donde se realizaban todo tipo de tertulias y era el lugar de encuentro de artistas y escritores murcianos. En ese jardín, Alegría Ruiz comenta que se encontraba la imagen de San Cristóbal, patrón de los viajero, al que se encomendaban para que les protegieran durante el tránsito del Camino Real (ahora nuestra Calle Mayor) hacia Castilla. La protección del santo fue motivo para que los espinarderos le dedicaran un día de fiesta. En la actualidad, el Palacio de los Marqueses de Espinardo, es el Colegio Nuestra Señora de la Consolación.
Nicolás Rex Planes manifiesta que en el siglo XIX y principios del XX se empieza a celebrar fiestas muy parecidas a las actuales. En esa época, se hacían fiestas en honor a la Santa Cruz, instaurada por Vicente Ferrer que predicaba el Evangelio camino de Castilla. Por eso, en el mes de mayo se adornaba la capilla de la Cruz y sus alrededores y se celebraban verbenas de música y baile con bandas y rondallas. Otro santo venerado fue San Pedro que tenía sus propias fiestas muy parecidas a las de la Cruz, concluyendo con una procesión en la que salía San Pedro acompañado con todos los santos del templo y finalizaba con un castillo de fuegos artificiales. Así, hasta llegar a la actualidad con nuestro Santísimo Cristo de la Salud.
No quiero terminar este artículo sin hacer mención al Cristo de la Humillación, también conocido como Jesús Nazareno del Rescate, de Espinardo que procesiona la noche de Jueves Santo en la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Esta imagen, perteneciente a José Carmelo Sánchez, tiene mucha devoción en el pueblo al que todos realizamos el tradicional besapié el primer viernes de cuaresma. Es un orgullo para todos los espinarderos que esta talla salga en una de las Procesiones más importantes de Murcia capital.
En la revista de “Los coloraos”, pude leer una entrevista realizada al dueño de esta imagen en la que ponía de manifiesto que, en un futuro, la talla sea donada a la Archicofradía de la Sangre, a la cual José Carmelo pertenece.
Desde mi punto de vista, creo que en el futuro esta imagen debe ser donada a la Iglesia de San Pedro de Espinardo, por la tradición tan arraigada de los vecinos del pueblo con el besapié, porque no va a tener tanta devoción, culto y veneración como nosotros le damos en estas fechas y porque es un Cristo por y para los espinarderos. No nos imaginamos un primer viernes de cuaresma sin nuestro Cristo de la Humillación.